viernes, 26 de noviembre de 2010

A Don Pepe Álvarez Icaza, Ecuménico y Defensor de los Derechos Humanos

Don Pepe Álvarez Icaza
El día de hoy falleció Don Pepe Álvarez Icaza, distinguido laico de la Iglesia Católica que dedicó su vida a la defensa de los Derechos Humanos y a la vivencia del Ecumenismo social durante las épocas más difíciles y de represión que se dieron en México y en América Latina entre los años sesentas y setentas.

Fundador del Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS) en 1964, Don Pepe abrió un espacio público en donde gente comprometida con los ideales democráticos y participación ciudadana, encontraron eco a sus voces de lucha.

En lo personal, CENCOS y Don Pepe son un referente de mi niñez cuando acompañaba a mi padre a muchas de las reuniones ecuménicas en las que participaron personajes tan destacados como Don Sergio Méndez Arceo, Augusto Cotto, Luis del Valle, Don Samuel Ruiz entre muchas otras personalidades de gran carisma y humanismo que se encargaban de impulsar desde una visión cristiana, los ideales de los derechos humanos y la democracia en nuestras sociedades latinoamericanas.

Movimientos como Cristianos por el Socialismo al que acudieron en Santiago de Chile en 1972 Don Pepe, Don Sergio Méndez Arceo y mi padre, marcaron una línea de pensamiento y compromiso cristiano tanto para la Iglesia Católica como para la Iglesia Metodista. La Teología de la Liberación y la opción por los pobres reflejaron una visión diferente en la lectura de los Evangelios, permitiendo así sembrar la semilla de la esperanza por el cambio de la historia a favor de los oprimidos.

Mencionar el nombre de Don Pepe, es traer a mi memoria los encuentros a los que acudían mis padres en la Comunidad Teológica en San Jerónimo, Distrito Federal, donde se congregaban hermanos y hermanas de las iglesias Episcopal, Bautista, Luterana, Metodista y Católica para intercambiar reflexiones y experiencias que condujeran a la construcción del reino de Dios entre las sociedades de América Latina. Una palabra que proyecta claramente los ideales que a esa generación de luchadores sociales movió para comprometerse con la defensa de los derechos de los oprimidos, es el AMOR en Cristo orientado hacia la equidad social.

Ejemplos históricos de vida y pensamiento como los que deja Don Pepe, más que reconocidos, deben ser adoptados por cada uno de nosotros en nuestras vidas cotidianas. La desigualdad, la pobreza, la inseguridad social, la falta de transparencia y democracia en las comunidades latinoamericanas resultan hoy en día una afrenta social que como ciudadanos y cristianos debemos comprometernos por abatir.

Mi solidaridad y pensamiento con la Familia Álvarez Icaza Longoria en estos momentos de despedida. El amor que Don Pepe y Luzma compartieron, hoy más que nunca está reflejado en la gran familia que formaron. Este día, como lo hacía de pequeño, acompañaré a mi padre para decir hasta pronto a Don Pepe Álvarez Icaza y expresar así nuestro compromiso por seguir con “furia sin igual” el compromiso social.

1 comentario:

IMETYD dijo...

buen articulo. besos. tu hermana consentida.