"Estamos hasta la madre..."
Javier Sicilia
Javier Sicilia
Escribir es un ejercicio difícil de realizar. Hay ocasiones en que los temas lo superan a uno y la cruda realidad termina por imponerse, orillando al que suscribe estas líneas a retomar tristemente el tema de la violencia imperante en nuestro país y observando la manera en que se desmorona entre nuestras manos la incipiente democracia mexicana.
Los homicidos que se comenten todos los días, a todas horas y en todo el país, se están acercando peligrosamente a la población "civil" y el dolor que empieza a embargar a nuestros vecinos, a nuestros compañeros de clase, a nuestras familias, a nuestros círculos sociales, se siente cada día más cercano. En esta ocasión tocó el turno a la sociedad de Cuernavaca, Morelos, horrorizarse por el asesinato de 7 integrantes de su comunidad, casi todos ellos jóvenes estudiantes del tipo promedio nacional, chavos que se reunen a estudiar, a comentar la vida, a divertirse, a pasear y a prepararse para construir su futuro profesional. Insisto, gente normal que todos los días realizaban sus actividades sociales de manera cotidiana, hijos de familias de clase media que tratan de llevar la vida trabajando y estudiando como muchos lo hacemos.........normalmente.
Ahora la indignación se alcanzó a escuchar un poco más porque entre los jóvenes asesinados, se encontraba Juan Francisco Sicilia, hijo del escritor, poeta y articulista Javier Sicilia, colaborador de la revista Proceso, por lo que su muerte resulta descabellada y absurda. En esta ocasión la autoridades no tendrán el pretexto de que el joven de 24 años estaba relacionado con actividades de las bandas delictivas, en esta ocasión las autoridades no podrán decir "que bueno, que se maten entre ellos" y acumular su cuerpo a los más de 8 mil cadáveres que permanecen sin identificar y olvidados por la sociedad como reportó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos recientemente.
El "error" de estos jóvenes fue encontrarse con un grupo de delincuentes -peor aún, al parecer elementos de las fuerzas policíacas- que por el simple hecho de coincidir como vecinos de mesa en un bar y escuchar sus comentarios respecto a la situación del narcotráfico en el país, decidieron asesinarlos de la manera más impune y cobarde. Dolor e impotencia es lo único que puedo expresar en estos momentos y como siempre lo he dicho, mi solidaridad con las familias que se agregan como víctimas de una guerra contra el narcotráfico que nos está llevando a un Estado fallido.
En conexión con lo anterior, resulta preocupante observar cómo el lamentable fenómeno de la violencia puede ser utilizado por los poderes fácticos para jalar agua para su molino y por ello considero importante analizar el programa implementado por el duopolio Televisa + TVAzteca que hace más de una semana se lanzó con el nombre de Iniciativa México 2011, a partir de la cual Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas decidieron asumirse como paladines al rescate de un país que se encuentra en gravísima crisis de inseguridad pública y política llamado México. La experiencia histórica nos muestra que el poder es una adicción de la cual difícilmente el afectado quiere deshacerse. Es este el caso de la "intelectualidad orgánica" ligada a los medios de comunicación que ahora se han visto seducidos por el espejismo de un monstruo que pretende pasar por desinteresado defensor de los habitantes de este país.
Pero antes de continuar, resulta importante conocer los acuerdos signados pomposamente por los "principales medios de comunicación" que se dieron cita en el Museo Nacional de Antropología e Historia, al más puro estilo Hollywoodesco.
CRITERIOS EDITORIALES DEL ACUERDO
1) Tomar postura en contra.
Los medios debemos condenar y rechazar la violencia motivada por la delincuencia organizada, enfatizar en el impacto negativo que tiene en la población y fomentar la conciencia social en contra de la violencia. Bajo ninguna circunstancia, los medios debemos justificar las acciones y los argumentos del crimen organizado y el terrorismo.
2) No convertirse en vocero involuntario de la delincuencia organizada.
En la cobertura del crimen organizado y sus estrategias de terror, los medios debemos:
- Evitar el lenguaje y la terminología empleados por los delincuentes.
- Abstenernos de usar inadecuadamente términos jurídicos que compliquen la comprensión de los procesos judiciales en contra de la delincuencia organizada.
- Impedir que los delincuentes o presuntos delincuentes se conviertan en víctimas o héroes públicos, pues esto les ayuda a construir una imagen favorable ante la población, a convertir en tolerables sus acciones e, incluso, a ser imitados.
- Omitir y desechar información que provenga de los grupos criminales con propósitos propagandísticos. No convertirse en instrumento o en parte de los conflictos entre grupos de la delincuencia.
3) Dimensionar adecuadamente la información.
Presentar siempre esta información en su contexto correcto y en su justa medida. Explicar cuál es el tamaño y la situación real del problema, cómo afecta a la sociedad y cómo se compara con lo que ocurre o ha ocurrido en otras regiones y países.
Mostrar la información según su importancia. Para ello, los medios debemos establecer criterios para determinar en qué posición se debe ubicar la información vinculada a la delincuencia organizada.
Establecer criterios precisos para la difusión de imágenes y fotografías de actos de violencia y terrorismo que definan, entre otras cosas, cuándo y cómo se deben publicar o difundir, en qué espacios y cuántas veces. Siempre se debe advertir al público sobre la difusión de imágenes explícitas.
4) Atribuir responsabilidades explícitamente.
La información que se difunda sobre el crimen organizado debe asignar a cada quien la responsabilidad que tenga sobre los hechos de violencia. En caso de que alguna acción del Estado en el combate a la delincuencia organizada caiga en excesos, esté fuera de la ley o viole derechos humanos, siempre habrá que consignarla. Una de las funciones de los medios es consignar y denunciar el ejercicio indebido del poder. Y cuando la acción del gobierno involucra el uso de la fuerza pública, esta función es aún más esencial. Por otra parte, cuando la acción del Estado se realice dentro de la ley, debe quedar claro que la violencia es producto de los grupos criminales.
5) No prejuzgar culpables.
Las autoridades a veces tratan de mostrar eficacia en la lucha contra el crimen organizado presentando ante los medios a detenidos en condiciones que cancelan su presunción de inocencia. Los medios debemos manejar siempre este tipo de información bajo el supuesto de que los involucrados son inocentes en tanto no cuenten con una sentencia condenatoria o estén confesos. Asimismo, los medios exigiremos información oportuna y veraz sobre las detenciones y, en general, sobre la actuación del gobierno en sus acciones e investigaciones sobre la delincuencia organizada.
6) Cuidar a las víctimas y a los menores de edad.
La información que los medios presentemos debe respetar los derechos de las víctimas y de los menores de edad involucrados en hechos de violencia. Nunca debe darse información que ponga en riesgo su identidad.
7) Alentar la participación y la denuncia ciudadana.
Los medios debemos promover que la ciudadanía denuncie a los delincuentes y participe, dentro de su ámbito, en la prevención del delito y reducción de la violencia. Esto, por supuesto, sin ponerse en riesgo frente a los criminales.
8) Proteger a los periodistas.
Cada medio debe instituir protocolos y medidas para la seguridad de sus periodistas y reporteros al cubrir la información proveniente de la delincuencia organizada, como lo son no firmar las notas sobre estos temas, hacer notas y coberturas conjuntas con otros medios y no hacer reportes en vivo desde las zonas más violentas.
9) Solidarizarse ante cualquier amenaza o acción contra reporteros y medios.
En caso de que algún reportero o medio de comunicación sufra amenazas y acciones de la delincuencia organizada para influir en su línea editorial y contenido informativo, los demás medios debemos solidarizarnos en contra de estas presiones, pero en los términos que mejor le convengan al reportero o al medio afectado.
10) No interferir en el combate a la delincuencia.
Los medios no debemos difundir información que ponga en riesgo la viabilidad de las acciones y los operativos contra la delincuencia organizada o que comprometan la vida de quienes la combaten o la de sus familias.
Partiendo de una primera lectura del documento en cita, pareciera que finalmente los poderosos intereses económicas de las televisoras empezaron a ver a la sociedad mexicana no como objeto de explotación, sino como individuos que merecen ser debidamente informados entorno al cáncer que representa la guerra contra el narcotráfico. Es más muchos de esos puntos cualquier persona con sentido común los suscribiría a ojos cerrados y sin aspavientos, sin embargo, dados los antecedentes de los entes creadores de este acuerdo, resulta importante hacer una segunda lectura de fondo de estas "sanas intenciones".
Con los puntos 2 y 3 del citado acuerdo, la idea de "lanzar línea editorial" ahora estará más marcada que nunca en los trabajos periodísticos de las empresas ligadas al citado compromiso. La censura y la discrecionalidad arbitraria podría depender peligrosamente de los intereses que tengan las televisoras, las cuáles como a un niño que se pretender educar, se encargarán de determinar qué información conviene a la sociedad conocer o no y jugando a la ideologización se encargarán de "educar" a sus telespectadores pensando en su propio beneficio.
El control social es la fórmula perfecta para mantener el poder y beneficiar a la oligarquía gobernante en este país. Para ello, los tentáculos del poder se han logrado estirar hacia dos rubros sensibles de la sociedad, el de los medios informativos y ahora el de las agrupaciones sociales. Resulta interesante leer al maestro Granados Chapa en su columna Interés Público publicada en la revista Proceso número 1796, al referir que Televisa y TV Azteca se encargaron de contar con el respaldo social exclusivamente de aquellas organizaciones sociales que por su poder económico lucen mejor a cuadro televisivo, olvidando o rechazando aquellas organizaciones que defienden los derechos humanos o causas incómodas para el poder.
Vale la pena pregunta....¿y las organizaciones de los grupos indígenas? hasta donde pude ver, en ningún lado aparecen los movimientos indígenas del país, es más ni siquiera para tapa el ojo al macho se acomodó entre el público asistente a la presentación del evento a algún representante de las etnias nacionales. Como siempre, los relegados y olvidados seguirán en esa calidad.
Ahora bien, otro punto preocupante de Iniciativa México 2011 es la organización de una especie de reality show como una excelente forma de coptar a la sociedad civil organizada, convocando a individuos, organizaciones e instituciones públicas o privadas, tales como asociaciones civiles, instituciones de asistencia privada, instituciones académicas, entre otras, a dar a conocer y al mismo tiempo proponer ideas originales o proyectos de acción social que puedan hacer, o que ya estén haciendo, una diferencia en su entorno para concursar por un premio de $10 millones de pesos al ganador para continuar con sus humanitarias labores. En este caso, no hay mejor manera para hacerse del control social que comprando a todas aquellas organizaciones sociales que en determinado momento pudieran hacer ruido a sus intereses monopólicos aplicando la frase "divide y vencerás". Esto es justamente lo que se está realizando con dicha iniciativa, dividir más aún a la sociedad mexicana en aras de manenter intactos los privilegios de la clase oligarca de este país, distinguiendo entre los que piensan y actúan acorde a sus intereses y desacreditando o simplemente ignorando otros esfuerzos ciudadanos.
Paradójicamente y en este llamado a la reconciliación nacional y deseo ciudadano de rechazar la violencia y encaminarse a la paz social, encontramos un ejemplo de lo que Televisa y su dueño en realidad pretenden con este tipo de movimientos. Hoy en día circula en los medios de comunicación, una virulenta campaña emprendida en contra del imperio de Carlos Slim y se telefónica Telcel. Sin pretender defender ni por un momento a Slim y su fortuna, resulta preocupante la manera tan agresiva y violenta que Emilio Azcárraga y sus empleados han desplegado para desprestigiar a como de lugar a todo aquel que consideren su enemigo en los negocios. Desde mi perspectiva, los dos ejemplos de actuación de Televisa -uno con su Iniciativa México y el otro en la sucia campaña contra Telcel- evidencian las verdaderas intenciones del señor Azcárraga y compañía que es mantener coptada a una sociedad a partir del manejo ad hoc de la información o mejor dicho del juego de la desinformación generalizada.
Hoy más que nunca las redes sociales pueden llegar a convertirse en un auténtico rotor de la participación ciudadana, vale la pena difundir y usar el Internet para la multiplicación de las ideas y de la realidad informativa evitando así caer en las redes de intereses de Televisa y TV Azteca con su Iniciativa México. Como dijo dolorosamente Javier Sicilia...."estamos hasta la madre...".
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