domingo, 15 de enero de 2012

Pronunciamiento del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad

Primera Reunión Nacional de Referentes del
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
 
Los asistentes a la primera Reunión de Referentes Nacionales del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, reunidos en la ciudad de México los días 13 y 14 de enero, manifestamos a la sociedad mexicana nuestra solidaridad con todas las víctimas de la guerra y la violencia en México, así como nuestro compromiso de continuar este 2012 nuestro trabajo para detener la guerra y continuar la lucha a favor de la justicia y la dignidad.
 
La información vertida por las víctimas, ciudadanos solidarios y defensores de derechos humanos, representantes del movimiento en 14 entidades de la república (Chiapas, Chihuahua, Coahuila y la Comarca Lagunera, DF, Guerrero, Jalisco, Estado de México, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Veracruz) de representantes de los Estados Unidos (Global Exchange) y representantes internacionales la Red Global por la Paz, nos confirmamos que la violencia se ha instalado en todo el territorio nacional, que al asesinato constante de personas relacionadas con la guerra entre el crimen organizado y los aparatos de seguridad del Estado, se suman el incremento alarmante de la tortura y la desaparición forzada, el hostigamiento y asesinato de defensores de derechos humanos, luchadores sociales y periodistas, así como la criminalización de la juventud y la pobreza. Por ello el MPJD se propone tejer una red nacional e internacional que articule a todos aquellos ciudadanos y organizaciones sociales que luchan por justicia para las víctimas y paz para los mexicanos.
 
Los integrantes de nuestro movimiento hablamos con humildad, desde nuestra fragilidad como deudos y desde nuestra indignación como víctimas. Nuestra fuerza es moral, no económica ni partidista. Nos reúne la solidaridad, los dolores compartidos y el coraje frente a la incompetencia del Estado, la complicidad criminal entre autoridades y delincuentes, y la violencia estructural que produce desigualdad, miseria e injusticia.
Los integrantes del MPJD convocamos a la sociedad mexicana a revelarse contra el miedo que paraliza a los ciudadanos y estimula el avance de la intolerancia y el autoritarismo. Nuestra convocatoria es a construir un gran movimiento nacional de resistencia a la guerra y la violencia, y a impulsar la organización de las víctimas y de otros sectores agraviados por la actual situación del país (pueblos, comunidades, indígenas, campesinos, trabajadores, migrantes, desempleados, jóvenes y estudiantes, maestros, periodistas, comerciantes, empresarios, mujeres, personas con diversas opciones sexuales, etcétera).
 
Frente al desarrollo del proceso electoral en este escenario de violencia generalizada, de impunidad y colapso institucional, el MJPD impulsará la agenda de paz que ha construido a partir de la experiencia de las víctimas y que enunció en 6 puntos en el zócalo de la Ciudad de México el 8 de mayo de 2011 (1. El esclarecimiento de asesinatos y desapariciones, el nombrar a las víctimas y su no criminalización; 2. El fin de la estrategia de guerra y la construcción de una agenda de seguridad humana y ciudadana; 3. El combate a la corrupción y la impunidad; 4. El combate a la raíz económica y las ganancias del crimen; 5. La atención de emergencia a la juventud y acciones efectivas de recuperación del tejido social; 6. La construcción de procesos de democracia participativa y democratización de los medios de comunicación). Esta experiencia, que el movimiento ha querido transmitir al resto de los mexicanos, habla de la incapacidad de las instituciones para garantizar la seguridad de las personas y el acceso a la justicia para las víctimas. No olvidamos las excepciones de funcionarios públicos, sobre todo a nivel de mandos medios, comprometidos en verdad con su responsabilidad y que merecen todo nuestro reconocimiento, pero la atrofia institucional nos revela no sólo impericia y falta de preparación de las instituciones, sino la colusión y la complicidad de autoridades de las más diversas jerarquías y de todos los órdenes de gobierno, sean estos del signo político que sean, con la delincuencia.
 
La agenda de paz que el movimiento ha propuesto en los diálogos públicos con el ejecutivo y el legislativo en el Alcazar de Chapultepec no sólo ha sido desechada por la presidencia de la república, tampoco ha sido recogida por los partidos nacionales que hoy se disputan el poder político. Políticos y candidatos manifiestan una escasa conciencia de la emergencia nacional por la que atravesamos y poco interés y sensibilidad para escuchar el dolor de las víctimas y atender sus demandas. Ningún partido político ha hecho caso al llamado de nuestro Movimiento a expulsar de sus filas a corruptos y delincuentes, y a emprender la limpieza de sus instituciones partidistas, que, al ser financiadas por la ciudadanía, son de interés público; tampoco atendieron nuestra demanda de una reforma política que favoreciera el poder ciudadano a través de figuras como la revocación de mandato, el plebiscito y las candidaturas ciudadanas. Por ello observamos un divorcio profundo entre los discursos de los políticos y la realidad trágica del país, y por eso también, para muchas víctimas de la violencia y la impunidad, no es atendible el llamado de partidos y candidatos a depositar en ellos su representación y su confianza, ni tampoco a adherirse a sus filas y convertirse en candidatos, como es el caso de las declinaciones de nuestros compañeros Javier Sicilia y Julián Le Baron, quienes rechazaron ser postulados a puestos de representación popular.
 
Como Movimiento no aspiramos al poder político ni promovemos la carrera política de nadie; representamos a una ciudadanía herida, a la que se le ha impuesto la muerte y la desaparición de sus familiares y seres queridos, y que ha optado por caminar junta y unir sus dolores a los dolores de los otros. Somos una fraternidad de padres y madres que han perdido a sus hijos, de hermanos a los que se les ha arrebatado a sus hermanos, de viudas y viudos, de huérfanos y también de mexicanos a quienes la tragedia no nos tocado en carne propia, pero que hemos optado por ponernos en los zapatos de los otros, y que por ello decidimos acompañar a las víctimas en su lucha por la paz y la justicia.
 
Porque no aspiramos como movimiento al poder político no competimos en ese terreno. No somos una organización partidista diferente que pueda coaligarse con otras y negociar posiciones a cambio de apoyos o votos, sino una forma organizada y no-violenta de la resistencia ciudadana a la guerra, a la impunidad y a la injusticia. Por ello no exigimos a quienes nos acompañan en este caminar que abandonen sus simpatías políticas, que militen o dejen de militar en uno u otro partido u organización social, ni que den su voto a tal o cual candidato u opten por votar en blanco o abstenerse de hacerlo. No entendemos la paz sin libertades, no pensamos que la seguridad deba hacerse a costa de los derechos de las personas y de las comunidades ni pensamos que para luchar por la paz es obligación de nadie manifestar una ideología o una fe determinada, pertenecer a una clase social o a un grupo étnico, ser del norte o del sur, del Pacífico, el Golfo o el sureste, de arriba o abajo, de izquierda o de derecha. Buscamos que todas las personas, tanto si pertenecen a la sociedad civil como a la política, al gobierno o a algún partido, sindicato u organización empresarial, iglesia u organismo no gubernamental, reconozcan la emergencia nacional en que nos encontramos, de manera que seamos capaces, entre todos, de apoyar en todos los órdenes (jurídico, social, económico, de salud) y en todos nuestros ámbitos (comunidades, pueblos, barrios) no sólo a los cientos de miles de mexicanos víctimas de la violencia --tanto de la criminal como de aquella que ha sido responsabilidad de las mismas autoridades— sino también a todos los agraviados que, en la crisis del Estado y de la economía que vive la nación, se reflejan en las víctimas.
 
Nuestra lucha es también por crear un marco legal que garantice los derechos de las víctimas y la seguridad humana y ciudadana para todas las personas que viven en el territorio nacional. Por eso exigimos a las autoridades y a los partidos políticos que atiendan las iniciativas ciudadanas que buscan esclarecer la verdad y recuperar la memoria de todas y cada una de las víctimas de esta guerra, e invitamos a la sociedad civil a sumarse a la recuperación de la memoria y la dignidad de todos los muertos y desaparecidos que esta guerra ha arrojado. Nuestra lucha también es por generar una conciencia en la ciudadanía de que la justicia y la dignidad es algo que pertenece a cada ciudadano, a cada comunidad, a cada pueblo, a cada barrio, y que éstas se construyen desde abajo y entre la misma gente.
 
A los comunicadores y a los directivos de medios de comunicación, tanto públicos como privados, impresos y electrónicos, comerciales, alternativos, y a las redes sociales, los invitamos a escuchar el testimonio de las víctimas y a transmitir a toda la población, en México y más allá de nuestras fronteras, la voz y la experiencia de su dolor, su demanda de justicia y verdad, para que ese testimonio se convierta en una llamada de atención y en un estímulo ético para todos, que nos invite a procurar la paz y obligue a las autoridades a cumplir con su responsabilidad. La voz de las víctimas es hoy la manifestación más digna de resistencia y rebeldía frente a la incultura de la muerte, el odio y la violencia que imponen los criminales, dentro y fuera de las instituciones, al pueblo de México.
Los participantes del Primer Encuentro de Referentes del MPJD invitamos a todas y a todos a sumarse:

1) A la campaña "Ponte en los Zapatos del Otro" que el MPJD lanzará el 30 de enero a las 20 hrs., en el Teatro de la Ciudad, Donceles 22.
2) Al emplazamiento a los candidatos a la Presidencia de la República y a todos los puestos de elección popular a dialogar, de cara a la nación, sobre la estrategia de paz, la Ley de Seguridad Nacional, la Ley de Víctimas y las diferentes acciones en favor de la convivencia pacífica y la justicia que deberán llevarse a cabo a nivel municipal, estatal y nacional.
3) A impulsar la Caravana a los Estados Unidos, corazón político de la guerra mundial contra las drogas que lastima a México y al mundo.
4) A emprender una campaña de acompañamiento y solidaridad con todas las víctimas que luchan por la justicia.
5) A construir el memorial de las víctimas en el bosque de Chapultepec e impulsar diversas acciones en todo el territorio nacional a favor de la memoria y la verdad.
6) A organizar en todos las entidades federativas los trabajos que conduzcan a la realización del Encuentro Nacional por la Paz y la Justicia los días 21 y 22 de abril en Cuernavaca, Morelos.

*Para mayores informes de las actividades del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, visita http://movimientoporlapaz.mx/

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