Juan Manuel Márquez es desde anoche, el campeón "legítimo" de los pesos Welter de la Organización Mundial de Box. 16 mil almas así lo vieron y apreciaron en la arena de espectáculos del Hotel-Casino MGM en las Vegas, Nevada, junto con millones de televidentes alrededor del mundo. Con el desarrollo de una pelea inteligente, estratégica, estudiada y enfocada, Juan Manuel Márquez demostró a sí mismo y al mundo la razón por la cual sostuvo tres encuentros con el considerado hasta anoche, como el mejor peleador del momento, Manny Pacquiao y a quien en un artículo anterior, bauticé como “el caballero del ring”, llevándolo a los límites de la resistencia.
En esta ocasión me preparé para observar lo que parecería ser un gran combate y la gran revancha de los peleadores mexicanos en contra del campeón filipino, aunque debo confesar que muy dentro de mi, si bien anhelaba la victoria del compatriota Márquez, mi corazón estaba del lado de Manny y su carismática sonrisa y sencillez que lo han caracterizado a lo largo de su carrera.
Al igual que en la pelea contra Margarito, Manny Pacquiao reflejaba desde vestidores tranquilidad y concentración previa al encuentro, sin embargo, grata fue mi sorpresa observar también que esa concentración y tranquilidad estaban reflejadas en el rostro de Juan Manuel, incluso con cierto dejo de aplomo y dureza en su mirada. Inmediatamente me pude dar cuenta que esta pelea iba a pasar a la historia por la determinación de Márquez para ganar.
El encuentro arrancó con las emociones prometidas, la velocidad y agilidad de ambos peleadores se hizo ver desde los primeros segundos de la acción. Aunque Márquez aparentemente llevara la desventaja de la edad frente a Manny, 38 contra 32 del filipino, inmediatamente se evidencio la gran preparación física que tuvo para este compromiso, su cuerpo tonificado y fuertemente marcado, proyectaban el hambre de su espíritu por la victoria.
Como aficionado amateur que me considero, debo decir la sorpresa que me provocaron algunas de las estrategias de combate de Juan Manuel, como por ejemplo buscar siempre el pie del contricante para pisarlo y con ello garantizar la distancia corta para impactar al cuerpo y rostro contrario. Durante toda la noche esta estrategia le funcionó muy bien al cimbrar la humanidad de Pacquiao durante al menos los 8 rounds primeros, provocando que éste desesperara al verse imposibilidato de conectar combinaciones efectivas. Otra estrategia empleada fue la de contragolpear los embates de Manny, aprovechando los momentos en que se retiraba para lastimar con golpes su rostro y provocar cortadas en el labio y ligeras inflamaciones en ambos pómulos.
Pacquiao se dio cuenta que iba perdiendo la pelea y seguramente escuchaba los cantos del público que apoyaban al mexicano repitiendo una y otra vez Márquez!!! Márquez!!! por lo que a partir del noveno round emprendió una fuerte cruzada de golpes que lo colocaron en la pelea otra vez, al notar algunos momentos de debilidad contraria. No obstante ello, en esos momentos de los rounds 10, 11 y 12, Juan Manuel demostró la férrea preparación mental de meses de entrenamiento y valientemente respondió a todos y cada uno de los embates del filipino, permitiendo que al sonar la última campana, alzara los brazos en señal de victoria mientras que Manny se voltéo cabizbajo para regresar a su esquina e incarse para hacer una plegaria. La decisión estaba ahora en manos de los jueces.
La alegría de haber hecho un trabajo completo se notaba en Márquez y en su equipo, la gente en la arena estaba feliz, el ánimo era de triunfo, situación contraria en la esquina del campeón, donde se mostraban nerviosos y esquivos. Llamó la atención que las cámaras tomaran el rostro de preocupación de la esposa de Pacquiao, quien demostraba la certeza de la derrota de su marido.
Los breves minutos transcurrieron rápidamente y el anunciador de la pelea tomó el micrófono para anunciar al vencedor. Las tarjetas arrojaron un 114-114 del primer juez y posteriormente un 115-113 y 116-114 que inclinaron la balanza a favor de.....Manny Pacquiao!!!!! La respuesta del público no se hizo esperar y los abucheos se escucharon al por mayor, en un principio, me queda claro la cara de incredulidad del propio "Pacman", se le notaba en la mirada ese sabor de no creer semejante veredicto, pero pronto asumió y en centésimas de segundo la sonrisa apareció en su golpeado rostro.
Juan Manuel Márquez no hizo otra cosa más que caballerosamente ponerse un sombrero de charro y retirarse del ring, dolido más por la derrota en las tarjetas que por lo golpes de un rival que durante toda la noche no pudo descifrar su estrategia de combate.
Me queda claro que el box es un conjunto de intereses que van más allá de los propios peleadores, sin duda alguna existe una gran mafia que controla los hilos del destino y que únicamente juega con los gladiadores que exponen sus vidas para sobresalir en la historia. El mismo Julio César Chávez lo expresó claramente, "son unos corruptos" y nadie mejor que él como para opinar con razón de causa. Hoy por hoy parece ser que en el boxeo internacional si no se gana dentro de las cuatro esquinas, se correrá siempre el riesgo de ser víctimas de los poderes e intereses empresariales.
Con la batalla de anoche Márquez se ganó mi admiración y respeto y por ello hoy le dedico estas líneas, demostró ser un deportista ejemplar y dedicado a su carrera. Demostró una mentalidad ganadora y conveció en los hechos con su estratégica pelea ante un hueso duro de roer como lo fue Manny Pacquiao. Juan Manuel puede ser considerado como uno de los grandes del box en México y pasará a la historia como el estratega del box y campeón "legítimo" mexicano.
Pacquiao vs Márquez Noviembre 2011 |
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