En Memoria de Don Samuel Ruiz GarcíaConstruir y mantener la paz en la justicia es responsabilidad de todos. (*)
César Pérez y Don Samuel Ruiz -2010-
Al momento de escribir esta reflexión de alegría me encontré con la triste sorpresa del fallecimiento de Don Samuel Ruiz García, Obispo Emérito de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, en el Estado de Chiapas. Descanse en paz Tatic como era conocido entre la comunidad indígena, por lo que desde aquí mi pensamiento solidario y cariñoso para todas y todos sus seres queridos.
Hace varios días, revisando las fotografías que acompañarían este artículo que comparto con motivo del cumpleaños número 70 de mi papá, el Reverendo César Pérez Guzmán, curiosamente encontré este par de fotos en las que aparecen juntos Don Samuel Ruiz y él en distintos momentos de sus vidas.
En la primera de ellas, Don Samuel y el Reverendo están tranquilamente sentados previo a un homenaje al también recién fallecido Carlos Montemayor, organizado por mi papá en la Universidad Autónoma de Querétaro el año pasado. Con la amistad perdurable que hubo durante años entre ellos dos, mi padre me pidió tomar esta fotografía de recuerdo en donde aparecen con una agradable sonrisa y reflejando una paz espiritual que solamente los años y el buen camino recorrido puede dar.
En la segunda fotografía, ambos personajes aparecen también, pero ahora frente a momentos difíciles para nuestro país, unidos por el compromiso cristiano y social de sus respectivas trayectorias, la historia les llevó a participar como intermediarios entre el Gobierno Federal y el levantamiento indígena armado que se dio en en el Estado de Chiapas en 1994. El movimiento Zapatista (EZLN), en voz del mítico Subcomandante Marcos logró que el país y la comunidad internacional voltearan sus ojos a Chiapas en aquellas épocas a favor de nuestros hermanos y hermanas indígenas. Reafirmando su compromiso cristiano y social, Don Samuel Ruiz y el Reverendo, junto con miles de mexicanos y mexicanas acudieron al llamado de paz para evitar mayor derramamiento de sangre y atender las demandas indígenas.
Ejemplos como el que acabo de citar, son una muestra de la trayectoria de vida que mi padre decidió seguir a partir del llamamiento del Señor para convertirse en Pastor y líder en la Iglesia Metodista de México A.R. Durante su ministerio, el trabajo de base fue una de las características principales por las que destacó en los años 70´s, 80´s y 90´s. La convicción de predicar el reino de Dios para los más necesitados, su visión como hombre con una ideología de izquierda, mas un auténtico espíritu Ecuménico, le llevó a participar en movimientos ciudadanos como Cristianos por el Socialismo en 1973 junto a Don Sergio Méndez Arceo, Don Pepe Álvarez Icaza y Don Luis del Valle, entre otros. Predicador también de la Teología de la Liberación y la opción por los pobres, convergió con Don Samuel Ruiz en innumerables eventos y foros en los que el eje temático principal, siempre fue la implantación del reino de Dios entre los marginados y necesitados.
Importante es destacar su labor en 1985, cuando ante la tragedia que provocó el gran terremoto en la Ciudad de México, se encargó junto con mi madre de coordinar en primera instancia las tareas de asistencia y auxilio a la población de las colonias Merced y Morelos, conocidas por ser barrios bravos y en donde el testimonio de amor y solidaridad continuó con los proyectos de reconstrucción de viviendas a favor de aquellos que habían quedado en la calle y el desamparo.
Pensador incansable, el Reverendo ha tenido a lo largo de su vida el olfato agudo para abordar los temas que requieren de la mayor atención tanto de la Iglesia como del Gobierno y los organismos autónomos de Derechos Humanos. Al interior de la Iglesia Metodista, además de Presbítero en los años 80´s fue Coordinador del Programa de Asuntos Migratorios en donde se preocupó por dar una voz a los inmigrantes indocumentados que ingresan por la frontera sur y salen por la frontera norte. A nivel internacional, su compromiso también se sumó a las causas revolucionarias del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional en el Salvador, donde participó activamente en apoyo al pueblo salvadoreño para lograr una vida democrática.
En el ámbito ecuménico, su simpatía la lazos con el Consejo Mundial de Iglesias lo llevaron a impulsar la participación de la Iglesia Metodista en foros internacionales en donde la Fe en Dios se comparte de distintas formas.
Por las características de mi papá, la política no podía estar ajena a su participación y por ello, fue un promotor del Frente Democrático Nacional e impulsor de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia de la República. Como simpatizante del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en 1994 fue invitado como candidato externo ciudadano a una Diputación Federal por parte de dicho partido en el Estado de Querétaro.
En 1998, después de la victoria electora de Cuauhtémoc Cárdenas en el Distrito Federal, a invitación del Historiador Pablo Moctezuma Barragán, entonces Jefe Delegacional en Azcapotzalco, colaboró con los trabajos del primer gobierno de izquierda en la Ciudad de México.
En materia de Derechos Humanos, contendió en dos ocasiones para alcanzar la Presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos también en el Estado de Querétaro, sin embargo, como suele ocurrir con los luchadores sociales y comprometidos con la ciudadanía, fue limitado en dicha aspiración. No obstante ello, su espíritu indomable lo mantiene en pie firme para alzar la voz ante las injusticias que cotidianamente la vida presenta.
Mis recuerdos de infancia con mi papá son un tesoro que guardo en lo profundo de mi corazón. De pequeño siempre traté de acompañarle a las reuniones a las que asistía con innumerables personajes, recuerdo con cariño a uno de ellos, Antonio Cantú, periodista e investigador crítico del sistema capitalista y neoliberal, comunista declarado y quien hasta el día de hoy mantiene una estrecha amistad con mi padre. De él tomé la costumbre de llamar "Reverendo" a mi papá pues así le decía en cada ocasión que lo veía y por supuesto yo a la edad de 6 años, colgado de la bolsa trasera del pantalón de mi papá para seguirle el paso, era conocido como el "mini-reverendo".
La inteligencia del Reverendo y el amor que siente por su prójimo, es algo que toda la vida he admirado en él. Predicador como pocos, verlo durante toda mi infancia y adolescencia frente a un púlpito predicando el amor de Dios y su compromiso social, han sido marcas profundas en mi corazón. Su capacidad de compromiso lo ha llevado a tener amistad con grandes seres humanos que han dado ejemplo de congruencia y convicción democrática, destacando entre ellos a Carlos Monsiváis y Emilio Álvarez Icaza.
Anécdotas podría contar miles, ejemplos de su valentía y entereza podrían ser materia de un libro incluso. Pero en este momento mi intención es manifestar públicamente mi respeto, amor y admiración por tener el privilegio de ser hijo suyo y junto con mi hija Daniela y mi esposa Paty deseamos un FELIZ CUMPLEAÑOS número 70 a mi papá, el Reverendo César Pérez Guzmán. Esperamos seguir tu ejemplo y compromiso por la construcción de un mundo mejor.
Samuel Ruiz García, Manuel Camacho Solís, César Pérez Guzmán Respuesta al alzamiento Zapatista, Chiapas 1994 |
Importante es destacar su labor en 1985, cuando ante la tragedia que provocó el gran terremoto en la Ciudad de México, se encargó junto con mi madre de coordinar en primera instancia las tareas de asistencia y auxilio a la población de las colonias Merced y Morelos, conocidas por ser barrios bravos y en donde el testimonio de amor y solidaridad continuó con los proyectos de reconstrucción de viviendas a favor de aquellos que habían quedado en la calle y el desamparo.
Pensador incansable, el Reverendo ha tenido a lo largo de su vida el olfato agudo para abordar los temas que requieren de la mayor atención tanto de la Iglesia como del Gobierno y los organismos autónomos de Derechos Humanos. Al interior de la Iglesia Metodista, además de Presbítero en los años 80´s fue Coordinador del Programa de Asuntos Migratorios en donde se preocupó por dar una voz a los inmigrantes indocumentados que ingresan por la frontera sur y salen por la frontera norte. A nivel internacional, su compromiso también se sumó a las causas revolucionarias del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional en el Salvador, donde participó activamente en apoyo al pueblo salvadoreño para lograr una vida democrática.
En el ámbito ecuménico, su simpatía la lazos con el Consejo Mundial de Iglesias lo llevaron a impulsar la participación de la Iglesia Metodista en foros internacionales en donde la Fe en Dios se comparte de distintas formas.
Por las características de mi papá, la política no podía estar ajena a su participación y por ello, fue un promotor del Frente Democrático Nacional e impulsor de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia de la República. Como simpatizante del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en 1994 fue invitado como candidato externo ciudadano a una Diputación Federal por parte de dicho partido en el Estado de Querétaro.
En 1998, después de la victoria electora de Cuauhtémoc Cárdenas en el Distrito Federal, a invitación del Historiador Pablo Moctezuma Barragán, entonces Jefe Delegacional en Azcapotzalco, colaboró con los trabajos del primer gobierno de izquierda en la Ciudad de México.
En materia de Derechos Humanos, contendió en dos ocasiones para alcanzar la Presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos también en el Estado de Querétaro, sin embargo, como suele ocurrir con los luchadores sociales y comprometidos con la ciudadanía, fue limitado en dicha aspiración. No obstante ello, su espíritu indomable lo mantiene en pie firme para alzar la voz ante las injusticias que cotidianamente la vida presenta.
Mis recuerdos de infancia con mi papá son un tesoro que guardo en lo profundo de mi corazón. De pequeño siempre traté de acompañarle a las reuniones a las que asistía con innumerables personajes, recuerdo con cariño a uno de ellos, Antonio Cantú, periodista e investigador crítico del sistema capitalista y neoliberal, comunista declarado y quien hasta el día de hoy mantiene una estrecha amistad con mi padre. De él tomé la costumbre de llamar "Reverendo" a mi papá pues así le decía en cada ocasión que lo veía y por supuesto yo a la edad de 6 años, colgado de la bolsa trasera del pantalón de mi papá para seguirle el paso, era conocido como el "mini-reverendo".
La inteligencia del Reverendo y el amor que siente por su prójimo, es algo que toda la vida he admirado en él. Predicador como pocos, verlo durante toda mi infancia y adolescencia frente a un púlpito predicando el amor de Dios y su compromiso social, han sido marcas profundas en mi corazón. Su capacidad de compromiso lo ha llevado a tener amistad con grandes seres humanos que han dado ejemplo de congruencia y convicción democrática, destacando entre ellos a Carlos Monsiváis y Emilio Álvarez Icaza.
César Pérez, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis |
(*) Homilía del obispo Samuel Ruiz el domingo 23 de enero de 1994 en la Catedral de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.