A Teresa y Alberta, indígenas otomis del Estado de Querétaro
El sábado 24 de abril pasado, tuve la oportunidad de acompañar a Emilio Álvarez Icaza y a tres profesores de la Universidad Autónoma de Querétaro al interior del Reclusorio Femenil de San José el Alto en Querétaro, con el propósito de platicar y expresar nuestra solidaridad con Alberta Alcántara Juan y Teresa González Cornelio, indígenas otomis sentenciadas a una pena de 21 años de prisión por un delito inexistente: la supuesta privación ilegal de la libertad de seis agentes federales de investigación durante hechos ocurridos el 26 de marzo de 2006 en Santiago Mexquititlán, municipio de Amealco de Bonfil, en el estado de Querétaro.
Este caso de injusticia llamó poderosamente la atención de la comunidad internacional y nacional por la franca violación a los derechos humanos de estas mujeres, cuya única falta fue atreverse a enfrentar a 6 agentes federales que de manera prepotente se presentaron a su comunidad a implementar un "operativo" antipiratería, cuando en realidad el objeto era cobrar la cuota o mordida a la población que por la falta de trabajo, se dedica a la venta de discos "piratas". Gran sorpresa se llevaron estos "policías del Estado" al ver que la comunidad indígena, indignada por su actuar se atrevió a desafiar su envestidura y poder y colocarlos en jaque al obligarlos a salir corriendo de la población.
El asunto fue que, como buenos y cobardes machos, decidieron tomar revancha y acudiendo al poder corruptor del sistema de procuración y justicia que existe en México, decidieron fabricar una serie de delitos en contra de las mujeres que los enfrentaron e inventaron un secuestro, agresión y posesión de drogas para asegurarse de que Teresa y Alberta fueran encarceladas y sujetas a un vergonzoso proceso penal que en su momento, tuvo la desfachatez de sentenciarlas a 21 años de prisión.
Lamentable para el sistema de justicia en México que casos como este se den en pleno siglo XXI, lamentable tener policías federales, agentes del Ministerio Público y jueces que se presten a utilizar la fuerza del Estado para llevar a cabo una venganza contra la población civil, lamentable que únicamente a través de la denuncia pública ciudadana sea que las autoridades volteen a mirar lo que ocurre en los procesos judiciales. Insisto, vergüenza saber que vivimos así en un país tan rico en cultura, en recursos y población como lo es México.
Pero no todo es negativo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ante tan vergonzoso proceso penal, determinó el 28 de abril pasado, corregir la plana a los jueces que intervinieron en este caso y determinar la absoluta libertad de Alberta y Teresa, quienes hoy se encuentran ya con sus familias. http://www.scjn.gob.mx/MediosPub/Noticias/2010/Paginas/28-Abril-2010.aspx.
El nexo de derecho con la religión viene implícita en este ejemplo que acabo de describir. En clase en la Maestría en Derecho pregunté a mis compañeras y compañeros lo siguiente: como personas que procesamos alguna Fe llámese católica, protestante, budista, musulmana, en fin, la que sea y partiendo del fin religioso de fomentar el amor al prójimo y difundir el mensaje de esperanza en un Dios, ¿como profesionistas del derecho, realizamos nuestras tareas jurídicas cotidianas apegadas a principios cristianos? ¿somos profesionistas del derecho de lunes a viernes y cristianos únicamente en fin de semana? ¿es posible desarrollar un trabajo bajo una misma mirada cristiano-profesional?
Fueron preguntas que en clase levantaron polémica y que en este primer paso de reflexión dejaron mucho que pensar en nuestro quehacer cotidiano. En mi caso personal, tengo la convicción de que la justicia es un tema que el abogado y abogada no debe dejar a un lado al momento de interpretar y aplicar la ley. Más aún, bajo la mirada de cualquier religión, el Derecho debe ser un bastión en donde el amor al prójimo se refleje al momento de disertar cualquier determinación judicial. Ejemplos actuales existen muchos en nuestros días. El Juez Baltasar Garzón enfrenta actualmente al sistema judicial español por haberse atrevido a romper paradigmas legales y tratar de llevar justicia a las víctimas de la dictadura franquista. Para mi esa acción es una muestra clara del amor cristiano por la sociedad, desconozco la religión del Juez Garzón, pero sin duda creo que Jesús ante dicha situación, actuaría de igual manera.
Me permito citar las palabras que Emilio Álvarez Icaza lanzó en una conferencia sobre la difícil situación de inseguridad en el país: Es buen tiempo para ser cristiano y participar en la vida social del país.
Toda mi solidaridad con Alberta, Teresa y el Juez Baltasar Garzón. La lucha sigue y ahora lo que viene es la exigencia de reparación del daño.
En mi próximo viaje: Baltasar Garzón vs Francisco Franco y su legado.
2 comentarios:
Alberta, Teresa, Jacinta. Tres mujeres indígenas, pobres, analfabetas, inocentes, víctimas de la injusticia y de la justicia misma, condenadas, sin pruebas, a vivir un proceso plagado de irregularidades, de violaciones y vejaciones.
Los derechos humanos, echados a la fila de atrás, olvidados.
Una Corte que analizó punto por punto, hecho por hecho la constitucionalidad de todo este juicio. ¿El juez? Libre aún, sin responsabilidad.
Ellas son inocentes, no son personas que son libres por falta de elementos para procesar: SON INOCENTES, hay responsabilidad estatal. Esto es el corral de la ignominia.
Lo que se salva: que la Corte se armo de VALOR, hizo su tabajo y dió resultados.
Mi sueño: que haya un respeto total y absoluto a los derechos humanos en México y en el mundo, que se les otorgue la valía que tienen, no sólo la apariencia de respeto.
Las recomendaciones de la CNDH deberían tener una vinculación, un peso mayor.
Volteemos a ver que se hace en los países que realmente tienen un estado de derecho, ahora si, es válido copiarles, pero hacerlo bien.
Yo epsero más posts abogado!
No me falle!
Saludos.
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